Es meritorio que se disfrute la dialéctica en el proceso en que se forma y forja su camino, además esta construcción es necesaria para el enriquecimiento intelectual del filósofo, pero la importancia y el fin de su existencia radica en las conclusiones; así entonces, podemos ir a un paraíso de ideas relevantes o confusas en el mundo factual. Por ello es necesario que las ideas en la dialéctica tengan una correspondencia terrenal.
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